Según estudios recientes se caracteriza por una alteración en el procesamiento fonológico, es decir, en la capacidad que tiene el individuo de decodificar fonema (sonido) y grafema (letra).
Según los neurocientíficos, hay dos áreas en el hemisferio izquierdo relacionadas con el lenguaje, que funcionan de forma diferente en las personas con dislexia. Una es la región temporal izquierda, relacionada con las letras, y la otra pertenece al área parietal especializada en unir letra con sonido. También puede mostrar alteraciones en menor o mayor medida con la memoria de trabajo, con las habilidades organizativas, con la atención, la lateralidad y la percepción espacio temporal.
Sin embargo, todavía existen mitos y falsas creencias sobre los disléxicos.
“Un niño que saca buenas notas no puede nunca ser disléxico”
“Todos los disléxicos tienen mala letra”
“Todos los disléxicos giran letras y/o sílabas”
“Los chicos disléxicos son además de vagos o poco inteligentes o sobreprotegidos o distraídos o inmaduros.”
“Es fácil detectar a un chico disléxico en el aula si lee o escribe mal”
En general esos mitos o creencias falsas se asocian al desconocimiento del tema, generando más dolor y limitación a la persona. Es clave para acompañar a nuestros alumnos e hijos con dislexia, ser honestos sobre la dificultad existente, conocer sobre el tema, darles tranquilidad, brindarles herramientas que les permitan superar las dificultades y desarrollar su potencial, enfocar en las ventajas y fortalezas de cada uno. Así mirar la vida escolar y personal desde otro ángulo.
